Homero, Canto XII, La Odisea:

Homero, Canto XII, La Odisea: "Para aquí tu navio, escucha el cantar que cantamos, nunca nadie pasó por aquí con su negro navío sin que de nosotros supiera las voces suaves; y después, recreados, se iban conociendo más cosas".







lunes, 28 de octubre de 2013

1001 historias de amor

¿Sabes qué es un flechazo? Es el momento del enamoramiento.
Nuestros estudiantes practican el imperfecto e indefinido contando historias de amor.
Lee las siguientes historias de amor creadas por nuestros estudiantes:

" Una mujer muy guapa entró en un supermercado. La mujer era alta, rubia y tenía ojos azules como el mar. Ella tenía 22 años y era chilena pero vivía en Suecia. De repente ella vió un hombre. Él era muy guapo también. Era moreno y tenía ojos verdes como un bosque en la primavera. La chica miró fijamente al chico y él la miró también.  Al cabo de un rato, ella se acercó al chico y empezó a hablar con él. Jonh, que era el nombre del chico, la invitó para comer en un restaurante y ver una película en el cine". 
Hanna Bakken



"Era durante la primavera cuando una japonesa que se llamaba Chong estaba de vacaciones en España con un grupo de turistas. Chong tenía 40 años y era divorciada, tenía el pelo negro, los ojos oscuros y una piel suave. Siempre llevaba un perfume exótico y una ropa cara. Un día que hacía mucho calor el grupo de turístas fue a un mirador en las montañas con el autobús. Allí hicieron una pausa para tomar un café en un restaurante y disfrutas del sol y de la vista preciosa. Chong quería andar un poco para estar sola. Iba por un pequeño sendero y cuando llegó el momento de darse la vuelta, tropezó y se torció un tobillo así que no podía andar más. Además estaba demasiado lejos del grupo para que pudieran oírla gritar ayuda. Afortunadamente un cabrero que se llamaba Pepe estaba cerca del sendero y la oyó.  No solía estar en ese lugar, pero sus cabras habían escapado y las estaba buscando. Pepe estaba moreno por el sol con arrugas de reír y llevaba un gran sombrero. Cuando oyó los gritos de Chong corrió hacía el sonido y la encontró. Curó la herida y la llevó junto al grupo. Sintieron ambos amor a primera vista. No podían comprenderse el uno al otro, pero Pepe la visitó al día siguiente en el hospital y la invitó a cenar cuando su pierna mejoró. Pasaron mucho tiempo juntos y la verdad es que Chong nunca volvió a Japón. Prolongó sus vacaciones y un día se casaron"
Louise  M. Rust